Los grandes problemas del ser humano radican en el corazón, porque generalmente basamos nuestro camino en nosotras mismas, lo que quiero, lo que espero, si me ven bien o me ven mal, si nos dolió, son tantas cosas en las que se centra el corazón para verse así mismo. Convirtiéndose en el trono de nuestro propio ego.
Proverbios 4:23 “Con toda diligencia guarda tu corazón, Porque de él brotan los manantiales de la vida”
CUIDA DILIGENTEMENTE TU CORAZÓN
Los grandes problemas del ser humano radican en el corazón, porque generalmente basamos nuestro camino en nosotras mismas, lo que quiero, lo que espero, si me ven bien o me ven mal, si nos dolió, son tantas cosas en las que se centra el corazón para verse así mismo. Convirtiéndose en el trono de nuestro propio ego.
Proverbios 4:23 “Con toda diligencia guarda tu corazón, Porque de él brotan los manantiales de la vida” La palabra de Dios da la solución a todas las enfermedades del alma, al guardar el corazón con toda diligencia. La diligencia es la que hace uso de todas las fortalezas de una persona. Cuando se cultiva y es parte activa en nuestra vida nos volvemos más alegres, ágiles y tranquilas, porque siembre sabrá manejar las prioridades aun en medio de las dificultades, en los creyentes se caracteriza por su diligencia con las oraciones, caminar en las promesas y cumplir los mandamientos.
Un corazón diligente es prospero espiritualmente, día a día trabaja por alcanzar sus metas, pues se centra en el hoy y se proyecta hacia adelante. Mateo 6:34 NTV “Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy”. Cada dificultad que se presenta se debe tratar con fe, la cual adquirimos en la comunión diaria del Señor creyendo que nos dará la dirección sabia para afrontarlos, no podemos evadir los afanes o dificultades, deben ser confrontados en el momento que aparecen, por ellos debemos ser diligentes en la forma en que lo hacemos.
Siempre enfocadas hacia adelante, sabiendo que el Señor nos fortalece, nos guarda, nos guía y si es necesario nos consuela. Por ello vivamos un día a la vez para no agotarnos, turbarnos o desanimarnos. Es peligroso cuando nos enfocamos en problemas que aun no se avecinan y queremos tratar con ellos, descuidando los que realmente tenemos que afrontar, esta es una de las causas por las cuales, nos herimos, peleamos con otros y generalmente nos llenamos de amargura.
Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que, brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”
Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que, brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” Caemos de la gracia cuando caminamos en nuestra propia carne haciendo a un lado la obra redentora de la cruz en nuestra vida, en Cristo podemos alcanzar la gracia que necesitamos para caminar en medio de problemas, tentaciones y de obstáculos que parecieran no desaparecer, guardándonos de resentirnos y amargarnos, pues estamos caminando en obediencia, es decir en la verdad del Señor, esto implica dejar delante del Señor todo aquello que nos da confianza en la carne y tomar la fuerza de Dios, guiadas por su Santo Espíritu.
Algo curioso es que cuando se trata del corazón del creyente, todo problema o tropiezo saca a luz nuestra verdadera naturaleza de pecado, y lo confronta con la verdad del Señor, nos ayuda a ver aquellas cosas que pueden estorbar el crecimiento en el Señor, es cuando mas vigilantes y diligentes debemos ser para que esas áreas débiles puedan ser fortalecidas en el Señor.
Muchas mujeres son diligentes en cuidar su apariencia personal, lo cual es maravilloso, pero no hay nada mas bello que una mujer que irradia la naturaleza de Cristo, ya que no es una apariencia personal, es una vida transformada, es un carácter moldeado al de su salvador, es la que deja huella por donde va, es la que sabiamente puede dar un consejo, caminar en medio de la tormenta, sabe perdonar, pero sobre todo se identifica con aquellos que necesitan de Cristo.
Necesitamos esforzarnos diariamente, buscando el rostro de Dios, escudriñando su Palabra, llenado nuestra mente con ella, aprendiendo a doblar rodillas en momentos de turbulencia, pero sobre todo a dar gracias, porque el Señor esta sacando todo aquello que puede poner en peligro nuestro caminar en El. “Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne” Ezequiel 36:26
Por Sandri de García
Autora:
Sandra Lizeth Recinos Perera de García, 22 años de casada, con 2 hijos. 35 años cristianismo, Graduada de Instituto Bíblico Jesucristo en BACCALAUREATUS EN TEOLOGÍA.
Ha trabajado con diferentes grupos a nivel ministerial desde 1996, ministrando, enseñando y aconsejando, estuvo de misionera durante once años en Colombia, actualmente es parte de iglesia Cristiana Jesucristo, donde tiene el privilegio de apoyar en ministerio de damas y niños.
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