Vida Diaria
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POR QUÉ NECESITO MADURAR EN CRISTO
Cada paso que damos como hijas de Dios nos lleva al crecimiento espiritual, este no es crecimiento interno únicamente pues manifiesta la naturaleza de Dios en nosotras a través de una vida transformada en Cristo Jesús; por ello la mayor lucha que experimentaremos en el caminar cristiano es con nosotras mismas, ¿Sabían que nuestro corazón es el depósito de aquello que fortalecerán nuestra caminata cristiana? Pero para poder alcanzar un recipiente listo para ser lleno del conocimiento en Cristo que nos guiara a caminar por sendas de verdad y justicia, debemos luchar contra aquellas cosas que están ocupando ese espacio y ocasionan los mayores problemas en cada área de nuestra vida; pues con el tiempo se convierten en tropiezo para desarrollarnos de la manera correcta.
Romanos 10:10 “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”, Esta es una gran realidad para nosotras, pues manifestaremos lo que sembramos en el corazón. Por lo cual es de suma importancia limpiarlo de todo aquello que nos estorbe, para poder alcanzar la madurez cristiana. Debemos tomar en cuenta que el grado de madurez en nuestra vida se verá reflejado en la forma en que manifestemos el crecimiento, fortaleza y madurez en Cristo; a través de la forma en que vivimos y nos relacionamos con otros, ser hechas justas y santas a través del sacrificio de Cristo; es caminar en justicia y santidad. Mateo 7:16 “Por sus frutos los conoceréis”.
En la medida que maduramos en Cristo, va tomando relevancia la naturaleza de Dios en nuestra vida, manifestándose los frutos del Espíritu; sobreabundando en el corazón y desarrollando un carácter piadoso esto es lo que caracteriza a aquellas mujeres que caminan diligentemente por alcanzar la madurez en Cristo. Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Este fruto se forma en el corazón conforme vamos desarraigando aquellas cosas que nos atan a este mundo, aunque el proceso no es fácil y muchas veces doloroso, pues dejamos aquello que infunden seguridad o confianza; aquello en el cual nos sentimos identificadas, pero que marcan nuestros pasos en injusticia y orgullo, por lo cual es necesario arrancarlo de raíz.
Pero conforme desarraigamos el corazón de toda mundanalidad, para caminar en libertad; esa libertad solo la encontramos a través del sacrificio de Cristo en la cruz, la cual nos sana, restaura, fortalece y establece como hijas de Dios, linaje escogido, real sacerdocio, pueblo adquirido por amor. Tengamos presente que el Señor nos formó con un propósito y es para que le conozcamos y demos a conocer su obra redentora en aquellos que aun deambulan por caminos de perdición, por lo cual ha iniciado la buena obra en nosotros a través de Cristo Jesús.
Recordemos que Él es quien nos conoció primero, nos acercó a su amado hijo Jesucristo para conformarnos a su imagen. Romanos 8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” Por ello es necesario tratar con el corazón para poder desarraigar todo tipo de problemas y así paso a paso madurar, dando fruto agradable a Dios.
Por Sandri de García
#confianza
Sandra Lizeth Recinos Perera de García, 22 años de casada, madre de 2 hijos. 35 años cristiana, Graduada de Instituto Bíblico Jesucristo en BACCALAUREATUS EN TEOLOGÍA.
Ha trabajado con diferentes grupos a nivel ministerial desde 1996, ministrando, enseñando y aconsejando, estuvo de misionera durante once años en Colombia, actualmente es parte de Iglesia Cristiana Jesucristo, donde tiene el privilegio de apoyar en ministerio de damas y niños.
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