Vida Diaria
Nuestras actitudes
Una de las mayores responsabilidades que tenemos es la de cuidar nuestras actitudes, muchas mujeres hoy en día usan frecuentemente la frase “Así soy yo” o “Así nací”, afirmando que no pueden cambiar ya que su buena o mala actitud es su esencia y rigen sus vidas por ellas. Estas frases llevan a caminar en un gran engaño impidiendo el poder afrontar las diferentes situaciones de la manera correcta e interactuar con otras personas de manera pacífica.
Ro. 12:17-18 “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” Debemos aprender a actuar conforme a lo que el Señor demanda de nosotras, basadas en lo recto y verdadero y no justificando nuestras actitudes en la conducta de otros o circunstancias. Por ello cuando alguien nos haga daño nuestra responsabilidad es hacer el bien, pues quien pesa los corazones y juzga las acciones es el Señor. Estos versículos nos llevan a manejar límites ante las situaciones o al tratar con nuestro prójimo, prácticamente es “no fuimos llamadas a juzgar y condenar a otros, o a hacer justicia por lo que nos hacen.”
Ahora si es cierto que somos heridas, y nuestras emociones se ven afectadas, por lo cual debemos aferrarnos al Señor en ese momento, pues, aunque hemos sido afectadas por la o las situaciones, no podemos turbarnos. Aunque parece imposible es cuando más debemos estar en paz, pues necesitamos tomar decisiones, no con amargura sino con la dirección del Santo Espíritu de Dios. Por ejemplo:
1.- Perdonare a pesar de lo que siento.
2.- Ayudare independientemente de lo que me han hecho.
3.- Dejare en el altar de Dios, todas mis heridas y caminare en paz.
Estas son algunas de las decisiones, que son muy importantes para actuar de la manera correcta, debemos tener siempre presente que cuando yo respondo a la ofensa de mala manera a la primera persona que afecto es a mí misma, luego a mi familia y de ahí a los que me rodean, porque estoy marcando un precedente de mi madurez o inmadurez. Nuestras actitudes reflejan y exteriorizan lo que hay en nuestro corazón, propósito y fuerza debe enfocarse en ser luz a los perdidos, ayuda a los necesitados, consuelo a los afligidas, dar testimonio de la obra redentora de Cristo en nuestras vidas, y no pelear por nuestros derechos. Estar a la defensiva también denota egocentrismo, pues siempre llevara nuestra mirada hacia nosotras mismas, impidiéndonos ver lo que hay a nuestro alrededor dejando de ser útiles a la obra de Dios.
Ro. 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Cuando somos dóciles al Señor dejamos en sus manos cada aspecto de nuestras vidas, a través de las diferentes situaciones y trato con las personas aprendemos a manejar lo que se nos presenta de la manera correcta, pero ya no por emociones, sino en prudencia siendo sensibles a las necesidades de la otra persona. Además de afrontar las situaciones que se presenten, nos ayudara a que estas obren para nuestro bien o para nuestro mal esto lo marcara en que actitud las afrontemos. A través de nuestras acciones estamos sembrando, tengamos cuidado de cosechar lo mejor de ellas, por lo cual siempre actuemos prudentemente visualizando lo que deseo dejar sembrado en esa situación en especial o con esa persona.
Además esta promesa es para quienes han llamadas con un propósito y son perseverante en caminar en ese propósito, por lo cual el Señor nos da la gracia y dominio propio para manejar y afrontar cada situación en nuestra vida, y ser moldeadas para que el propósito de Dios en nosotras se cumpla. Recordemos, nuestras acciones afectaran a otros, y muchas veces son a los más débiles o jóvenes en la fe, llevándolos a alejarse del Señor o a ser motivados a seguir en el camino correcto.
Guardemos nuestro corazón de todo resentimiento y amargura, para que podamos obrar de la mejor manera, dejando en manos del Señor lo que otros nos han hecho, enfoquémonos en lo que el Señor desea que alcancemos, y caminemos siempre hacia adelante tomadas de la mano de Dios, pues el pasado le pertenece El. Esto es parte de avanzar en la vida con una buena actitud, honrando a aquel que nos tomó como sus hijas con un hermoso propósito.
Por Sandri de García
Sandra Lizeth Recinos Perera de García, 22 años de casada, madre de 2 hijos. 35 años cristiana, Graduada de Instituto Bíblico Jesucristo en BACCALAUREATUS EN TEOLOGÍA.
Ha trabajado con diferentes grupos a nivel ministerial desde 1996, ministrando, enseñando y aconsejando, estuvo de misionera durante once años en Colombia, actualmente es parte de Iglesia Cristiana Jesucristo, donde tiene el privilegio de apoyar en ministerio de damas y niños
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