Vida Diaria
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EL PODER DE LOS HABITOS
Los hábitos se forman a través de una conducta repetitiva haciéndose parte de nuestro diario vivir, con el transcurrir del tiempo actúa de manera automática, los mas comunes son quitarse los zapatos, cepillarse los dientes, vestirse, etc. Pero hay hábitos que son dañinos para nuestra vida convirtiéndose en ataduras físicas, emocionales o espirituales debido al deseo intenso que nos lleva a resistirnos a renunciar a ellos alimentándolos constantemente con la carne y el mundo.
Filipenses 2:13 “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Cuando esto hábitos se arraigan en el corazón se debe tratar con el deseo y la voluntad, sin la ayuda del Señor, es difícil aceptar que hemos amado tanto cierta conducta repetitiva en nuestra vida que está causando problemas. La gracia derramada en nosotras a través del sacrifico de Cristo es la que nos ayuda a poder aceptar que debemos hacer cambios radicales en ciertas áreas de nuestra vida para poder ocuparnos de caminar en santidad y entrega al Señor. Hay un regalo maravilloso a través de la salvación, pero con ella viene la responsabilidad de desarrollar hábitos como hijas amadas del Señor que glorifiquen la obra redentora, además que estos nos ayudan a crecer y madurar en nuestra relación con el Señor.
¿Qué hábitos debo tener como hija del Altísimo?
1.- Meditar en la Palabra de Dios (Josué 1:8), Ejercitar nuestra mente y corazón con la Palabra de Dios nos lleva a estar atentas a reaccionar de la manera correcta cuidando siempre de una conducta santa.
2.- Orar en todo tiempo (Efesios 6:18), es buscar al Señor en cualquier lugar donde estemos pues estar en su presencia no es por momentos, El habita en nuestro corazón y sus ojos están puestos en nosotras, esto nos ayuda a estar en constante comunicación con Él y a conocerle mejor.
3.- Obedecer al Señor en todo (1 Reyes 2:3) es el resultado de tener un corazón lleno de la Palabra de Dios y caminar en su presencia por lo cual se busca hacer su voluntad agrandándole en todo.
4.- Estar atentas a la dirección del Espíritu Santo (Juan 14:26) Esta parte es importante ya que ejercitamos nuestros oídos espirituales para escuchar la instrucción debida en el momento correcto. Estos son algunos hábitos que toda creyente debe desarrollar, pues edifican, instruyen, corrigen, desarrolla, maduran y sobre todo fortalece el propósito del Señor en nuestras vidas.
Los hábitos como hijas de Dios se alimentan en el Temor a Jehová. Proverbios 8:13 “Quien teme al Señor aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia, la mala conducta y el lenguaje perverso.” Cuando hay temor al Señor, hay respeto, amor, sumisión, se cuida de la relación de tal manera que el deseo es fortalecerla. Por ello los hábitos que desarrollamos no deben centrarse en alimentar la carne o los deseos, sino en fortalecer nuestro crecimiento espiritual, siendo transformadas para glorificar a un Dios vivo y santo. Ademas estos hábitos también se vuelven parte de nuestra vida diaria pues se reflejan en las actitudes, pero con una conducta santa y justa.
El poder de un habito esta en el amor que ponemos en él; en el mundo nos aferramos a los hábitos al punto que pueden volverse nuestra mayor piedra de tropiezo sin que nos demos cuenta, son alimentados por los deseos, pasiones y egoísmo carnal. Un habito desarrollado en el poder de Dios trae paz, sabiduría al actuar, dominio propio, nos ayuda a caminar firmemente en Cristo, pues son guiados y fortalecidos por el Santo Espíritu de Dios, alimentados por la Palabra del Señor y ejercitados a través de la obediencia a Dios y su Palabra. “Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu.” 2 Corintios 3:18.
Por Sandri de García
#elpoderdeloshabitos
Sandra Lizeth Recinos Perera de García, 22 años de casada, madre de 2 hijos. 35 años cristiana, Graduada de Instituto Bíblico Jesucristo en BACCALAUREATUS EN TEOLOGÍA.
Ha trabajado con diferentes grupos a nivel ministerial desde 1996, ministrando, enseñando y aconsejando, estuvo de misionera durante once años en Colombia, actualmente es parte de Iglesia Cristiana Jesucristo, donde tiene el privilegio de apoyar en ministerio de damas y niños.
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