Vida Diaria
(Puedes escuchar este tema en nuestro Podcast)
CUANDO LA AMARGURA ECHA RAÍCES EN EL CORAZÓN
La amargura echa sus raíces en el resentimiento, frustración y tristeza, lo que lleva a vivir constantemente en la incapacidad de poder perdonar, guardando rencor y odio, viviendo siempre en el pasado. Cuando alimentamos lo que hay dentro de nuestro corazón lentamente va echando raíces y fortaleciéndose sin darnos cuenta, hasta convertirnos en personas amargadas, celosas y difíciles de llevar. Una persona amargada mantiene una actitud negativa, aferrándose al dolor y a la frustración del pasado, se ofende por todo, no se conduele con otros pues su corazón es duro.
Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que, brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.” La palabra de Dios nos advierte de la amargura, esta puede contaminar a otros, además que nos aleja de la presencia del Señor, la gracia de Dios se extiende hacia adelante, todo pecado y pasado queda en manos del Señor por medio del sacrificio de Cristo. Para ello es necesario dejar ese pasado y lo que conlleva en manos del Señor, esto es parte de una actitud voluntaria.
Efesios 4:31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” La base para arrancar la raíz de amargura del corazón esta en el perdón, este nos hace uno con Cristo y es el lazo que nos une con nuestros hermanos en Cristo. La amargura, solo trae deseos de venganza, pleitos y división con otros, haciendo prácticamente difícil el poder relacionarse o vivir con una persona amargada; necesitamos pedir gracia y sabiduría al Señor para poder tratar a este tipo de personas.
¿Pero que podemos hacer para evitar que la amargura eche raíces en nuestro corazón?
1). Cuando nos sintamos heridas por alguna situación acerquémonos al Señor reconociendo lo que sentimos y dejándolo en el altar del Señor.
2). Pidamos al Señor que nos ayude a perdonar, (Marcos 11:25-26), esto nos libera de ataduras de odio, ira y venganza.
3). Llene su mente y corazón con verdades bíblicas, esto refresca el alma y el espíritu y ayuda a caminar libre de toda atadura.
4). Ponga en manos del Señor su relación con otros hermanos para que la gracia en Cristo le ayude a estar confiada que el Señor es quien guarda y fortalece en cada área de su vida.
No podemos evitar ser heridos esto es parte de relacionarnos con otros hermanos, pero si podemos sobrellevar las diferentes situaciones atraves de Cristo, con un corazón perdonador, libre de toda amargura. Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.” En nuestro corazón se alberga la base para vivir, procuremos que esta base este en lo que el Señor dice, para comprender cuál es su propósito que el Señor tiene por medio de cada circunstancia en nuestra vida, ya que estas sirven para limar asperezas, enseñarnos a vivir sabiamente en medio de cualquier circunstancia, a tomar la decisión correcta que lleven a un camino de bendición y madurez en Cristo, a caminar como hijas de Rey de reyes.
La amargura destruye la relación con familia, vecinos, y las personas que nos rodean, contamina a otros, trae pleitos y discordia, siempre busca venganza. El perdón nos ayuda a caminar en paz, perdonando a otros, reconociendo que también hemos fallado y aprendiendo a pedir perdón, caminar en humildad, a vivir en la justicia de Dios, y a relacionarnos con otras personas sin barreras con un corazón gentil, misericordioso y tierno porque refleja la obra de Cristo en nuestra vida. ¡Gracias al Señor por la obra de restauración en nosotras a través de Cristo Jesús!
Por Sandri de García
#amargura
Sandra Lizeth Recinos Perera de García, 22 años de casada, madre de 2 hijos. 35 años cristiana, Graduada de Instituto Bíblico Jesucristo en BACCALAUREATUS EN TEOLOGÍA.
Ha trabajado con diferentes grupos a nivel ministerial desde 1996, ministrando, enseñando y aconsejando, estuvo de misionera durante once años en Colombia, actualmente es parte de Iglesia Cristiana Jesucristo, donde tiene el privilegio de apoyar en ministerio de damas y niños.
Comments