Vida Diaria
Cambios que fructifican
El diccionario bíblico lo define como “Convertir o mudar algo en otra cosa, frecuentemente su contraria. Cambiar la pena en gozo, el odio en amor, la risa en llanto.” (Bibliatodo.com).
Ahora preguntémonos ¿Hay algún aspecto, habito, pensamiento u otra cosa en mi vida que debo cambiar? Creo que la respuesta seria si, cada momento de nuestra vida nos damos cuenta que hay muchas áreas que nos afectan a nosotras mismas por la forma en que hemos decido llevar nuestro camino.
Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Cuando empezamos nuestra vida en Cristo empiezan los cambias, y es dejar una naturaleza viciada, llena de pecado para vestirnos con una naturaleza que empezara a caminar en justicia, santidad y obediencia a nuestro Señor y salvador. Ya no seremos motivadas por sentimientos o pensamientos sin control sino guiadas por el Espíritu Santo.
Nuestro ser empieza una transformación completa, la cual trae cambios en nuestra manera de vivir, nuestra relación con otros, la forma en que actuamos, todo para bien, es conocer a Cristo, y aprender a ser imitadoras de Él, no de una forma superficial, sino interna que lleve a formar su carácter en nosotras y dar propósito a nuestra vida.
Juan 5:30 “Yo no puedo hacer nada por iniciativa mía; como oigo, juzgo, y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Cristo buscaba hacer la voluntad de su Padre, estaba sujeto en obediencia, sus actitudes eran guiadas por el Espíritu, su carácter y voluntad estaban en el Padre porque eran uno, nosotras estamos en Cristo, por lo cual la obra de perfección está siendo llevada en nuestras vidas, donde nuestro carácter está siendo moldeado de manera única, ya estamos en un Dios único, nuestra voluntad debe estar sujeta en obediencia para no desviarnos, y no estamos solas en esto, el Espíritu Santo nos guía, no hay excusa para no cambiar, más tomemos en cuenta que es nuestra decisión o no hacerlo.
No basta con decir, Señor haz tu voluntad en mí, es necesario que caminemos en esa voluntad, es tomar de la fuerza de nuestro amado Señor para dejar aquello que nos dañan y que por nosotras mismas no podemos, esto no solo incluye actitudes o lugares, sino la relación con personas que no traen ningún bien a nuestra vida. Por ello necesitamos la fuerza del Señor para arrancar de raíz, todo aquello que pueden descarriarnos o destruirnos en nuestra caminata cristiana.
Saben que esto trae una hermosa recompensa y lo describe Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” El fruto del Espíritu refleja el cambio que trae el caminar en una naturaleza que está siendo transformada. Esto no es pasajero pues se convierte en parte de nuestro ser completo, trayendo la responsabilidad de cuidarlo, es parte del tesoro que el Señor no otorga, por los cambios que se generan en nuestra vida, caminar e irradiar el fruto del Espíritu, refleja la perfección a la cual estamos siendo llevadas, para caminar en Cristo que nos ha redimido de pecado y en su redención nuestras vidas están siendo llevadas al cambio, lo cual hará que nuestras vidas sean diferentes, tal vez nosotras no lo notemos, pero las personas que nos rodean pueden notarlo, porque lejos de ser personas difíciles de tratar, seremos el reflejo de un Dios amoroso y misericordioso que manifiesta su presencia a través de nuestras vidas.
Por Sandri de García
Sandra Lizeth Recinos Perera de García, 22 años de casada, madre de 2 hijos. 35 años cristiana, Graduada de Instituto Bíblico Jesucristo en BACCALAUREATUS EN TEOLOGÍA.
Ha trabajado con diferentes grupos a nivel ministerial desde 1996, ministrando, enseñando y aconsejando, estuvo de misionera durante once años en Colombia, actualmente es parte de Iglesia Cristiana Jesucristo, donde tiene el privilegio de apoyar en ministerio de damas y niños
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