
El Salmo 93:4-5 nos recuerda la grandeza de Dios frente a las adversidades de la vida. En estos versículos leemos:"Más que el ruido de muchas aguas, más que las poderosas ondas del mar, poderoso es el Señor en las alturas.""Tus testimonios son muy firmes; la santidad conviene a tu casa, oh Señor, por los siglos." (Salmo 93:4-5)
Este pasaje expresa la autoridad de Dios sobre todo lo que existe, mostrando que Él tiene poder sobre las fuerzas más imponentes de la naturaleza, como el mar y las aguas turbulentas. Esta imagen puede ser un reflejo de las luchas que muchas mujeres enfrentan en su vida diaria: problemas familiares, laborales, personales, que parecen tan abrumadores como las aguas del mar. Sin embargo, la palabra nos asegura que el Señor es aún más grande que cualquier dificultad.
Para nosotras como mujeres, este salmo es un recordatorio de que, aunque nuestras circunstancias puedan parecer abrumadoras y desbordantes, el poder de Dios es más fuerte que todo. Él está por encima de todo y tiene control sobre cualquier tormenta que enfrentemos. Es un llamado a reconocer que, a pesar de las batallas, Dios sigue siendo nuestro refugio seguro.
Este pasaje nos invita a confiar en la soberanía de Dios, sabiendo que Su poder es más grande que cualquier desafío. En medio de los momentos difíciles, debemos recordar que Su palabra es firme, inquebrantable, y que su santidad es el fundamento de todo lo que es justo. Como mujeres, a menudo nos sentimos responsables de muchas cosas a la vez y podemos caer en la trampa de querer tener el control de todo. Sin embargo, este salmo nos recuerda que Dios está en control y que nuestras fuerzas provienen de Él.
Hoy, el llamado es a soltar las cargas que no podemos controlar y a confiar plenamente en el Señor. Cuando las olas de la vida nos azotan, podemos encontrar paz y seguridad en Su poder, sabiendo que Él está con nosotras y que Él ha prometido cuidarnos y guiarnos. Él nunca nos deja ni nos abandona.
Oración:
Señor amado,Te agradezco por Tu poder y por ser nuestro refugio en tiempos de tormenta. Gracias porque, aunque las aguas de la vida se agiten y las dificultades nos rodeen, Tú eres más grande que todo eso. Hoy elijo descansar en Tu soberanía y confiar en que Tú tienes el control. Ayúdame a soltar mis preocupaciones y a poner mi fe completamente en Ti. Que Tu paz, que sobrepasa todo entendimiento, inunde mi corazón y me fortalezca cada día. Te entrego mis luchas y confío en que Tú las vencerás. Gracias, Señor, por ser mi roca firme y por tu amor inquebrantable.
En el nombre de Jesús,Amén.
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