Salmo 31:15, que dice: “En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen.”
Como mujeres, a menudo enfrentamos momentos de incertidumbre, ansiedad y preocupaciones sobre el futuro. Ya sea por nuestra familia, trabajo o relaciones, las preguntas sobre lo que depara el mañana pueden hacernos sentir fuera de control. Sin embargo, el Salmo 31:15 nos recuerda una verdad poderosa: "En tu mano están mis tiempos". Esto nos asegura que nuestros días están en las manos de un Dios soberano, que tiene el control absoluto sobre cada momento de nuestras vidas.
Dios no solo tiene control sobre nuestros días, sino que también se preocupa profundamente por cada circunstancia en la que nos encontramos. Si hoy te sientes insegura, frustrada o perdida, este versículo es un recordatorio de que Dios conoce y dirige tu camino. No es casualidad que estés aquí, ni tampoco es una coincidencia que estés leyendo esto ahora. Él tiene el poder de transformar cualquier situación, sin importar lo difícil que parezca.
Es fácil caer en la tentación de intentar hacer todo por nuestra propia cuenta, especialmente cuando las dificultades parecen interminables. Pero este versículo nos invita a descansar en la certeza de que nuestros tiempos están en las manos de Dios. Él sabe lo que necesitamos, cuándo lo necesitamos y cómo lo necesitamos. Así que, aunque el futuro no esté claro para nosotras, podemos tener paz sabiendo que nuestro destino está seguro en Su voluntad perfecta.
Hoy, te invito a entregar a Dios todas tus preocupaciones sobre el futuro. Quizá te inquieta una decisión importante, o tal vez no sabes cómo manejar una situación complicada. Recuerda que no tienes que hacerlo sola. Dios te llama a confiar en que Él tiene el control y que Él se encargará de cada detalle, por pequeño que parezca. Haz de este versículo un ancla en tu vida: "En tu mano están mis tiempos". Que esta verdad te llene de esperanza y te impulse a descansar en Su fidelidad.
Oración:
Señor, te doy gracias porque tú tienes el control absoluto sobre mi vida. Reconozco que mis tiempos están en tus manos, y que no tengo que enfrentar mis miedos y preocupaciones sola. Hoy te entrego todas mis ansiedades y confío en que Tú dirigirás mi vida según tu voluntad perfecta. Ayúdame a descansar en tu paz y a esperar en ti con esperanza. Que tu presencia sea mi fortaleza en cada momento. En el nombre de Jesús, amén.
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