
Isaías 35:3-4 (RVR1960)"Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas débiles. Decid a los de corazón apocado: Esfuércense, no temáis; he aquí que vuestro Dios vengará la venganza, la recompensa de Dios vendrá, y él mismo os salvará."
Querida mujer, en tu vida puede haber momentos de cansancio, de lucha interna o de desánimo. La vida tiene sus altibajos y las fuerzas a veces se nos agotan. Pero en medio de esas situaciones, el Señor te llama a que te levantes, que tomes fuerzas en Él, pues en sus palabras hay esperanza.
Isaías 35:3-4 es un mensaje de aliento para todas las mujeres que, en algún momento, han sentido que sus manos están cansadas o sus rodillas débiles. Dios te invita a ser fortalecida, a no rendirte ante las dificultades, sino a seguir adelante con la certeza de que Él está contigo. Él sabe de tus luchas, de tus desafíos, y aunque a veces el camino sea incierto, Él ha prometido que te dará la fuerza necesaria para atravesarlo.
El versículo también habla de un "corazón apocado". Si alguna vez has sentido que tu corazón se ha quebrantado o que la tristeza te ha invadido, este es un recordatorio de que no estás sola. Dios te dice: "No temas". Él está cerca de ti, y su salvación es segura. La promesa de que Él "vengará la venganza" nos recuerda que Dios se encarga de lo que no podemos resolver por nosotras mismas. Él es nuestro refugio y nuestra fuerza.
Como mujeres, podemos ser fuentes de fortaleza no solo para nosotras mismas, sino también para quienes nos rodean. Si ves a otras mujeres que están atravesando tiempos difíciles, anímales con estas palabras: "Esfuérzate, no temas, porque Dios está contigo y Él te salvará". De esta forma, nos unimos en solidaridad y confianza en que, aunque las pruebas sean duras, la salvación y la recompensa de Dios siempre serán mayores.
Que este mensaje te recuerde que, aunque nuestras fuerzas humanas sean limitadas, el poder de Dios en nosotras es infinito. Él renueva nuestra esperanza, fortalece nuestro corazón y nos da un propósito eterno. ¡No te rindas! Tu Dios está contigo, hoy y siempre.
Oración:
Señor, gracias por tu fidelidad y tu amor inquebrantable. Hoy vengo delante de Ti con un corazón que a veces se siente cansado y agotado. Gracias porque en tus palabras encuentro aliento, fortaleza y esperanza. Te pido que renueves mis fuerzas, que afirmes mis rodillas cuando sienta que ya no puedo seguir, y que fortalezcas mis manos para continuar con la labor que Tú me has dado.
Ayúdame a recordar que no estoy sola, que Tu presencia va conmigo y que Tú eres mi salvación. Que cada día pueda experimentar Tu paz y confiar en que Tú te encargas de mis luchas. Te entrego mis preocupaciones, mis miedos, y mi cansancio, y confío en que, al final, Tú serás mi recompensa.
Señor, te pido que fortalezcas a cada mujer que lee estas palabras, que las llenes de Tu gracia y las acompañes en cada paso que den. Que podamos vivir con la certeza de que Tú eres nuestra roca firme y nuestro refugio.
En el nombre de Jesús, amén.
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