
Mateo 15:23 al 28, nos relata la historia de la mujer cananea que clama a Jesús para que sane a su hija. Aunque al principio parece que Jesús no responde, su perseverancia y fe logran mover el corazón del Señor. Es un ejemplo poderoso para nosotras como mujeres cristianas.
1. Clamar en medio del silencio
La mujer cananea se encuentra en una situación desesperada. Su hija está atormentada, y ella sabe que solo Jesús puede ayudarla. A pesar de que Jesús inicialmente guarda silencio, la mujer no se rinde. Esto nos enseña que, incluso cuando parece que Dios no responde, debemos seguir clamando. El silencio de Dios no significa Su ausencia; puede ser una prueba para fortalecer nuestra fe.
2. Superar los obstáculos con fe
En su búsqueda de ayuda, la mujer enfrenta obstáculos: la aparente indiferencia de Jesús, el rechazo de los discípulos y las palabras desafiantes del Señor. Sin embargo, ella no se desanima. Su humildad y fe la llevan a persistir. Como mujeres cristianas, también enfrentamos desafíos que pueden desanimarnos. Pero esta historia nos anima a no desistir, sino a acercarnos aún más a Dios, confiando en Su bondad.
3. La recompensa de la fe perseverante
Jesús finalmente responde a la fe de esta mujer con palabras que son un testimonio para todas nosotras: "¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres". La fe de la mujer no solo sanó a su hija, sino que también le valió el reconocimiento de Jesús. Esto nos recuerda que Dios honra la fe que no se rinde, la fe que confía en Su poder y Su misericordia, incluso en medio de las dificultades.
Aplicación práctica para nuestra vida
Persistencia en la oración: Cuando enfrentemos problemas familiares, desafíos personales o momentos de incertidumbre, debemos acudir a Jesús con fe y perseverancia.
Humildad y confianza: La mujer cananea reconoció su lugar y, con humildad, se acercó a Jesús. En nuestra vida diaria, la humildad nos abre puertas para recibir las bendiciones de Dios.
Un ejemplo para otras mujeres: Como cristianas, podemos animar a otras mujeres a no perder la esperanza, recordándoles que la fe persistente siempre es recompensada.
Oración
Señor Jesús, ayúdanos a tener una fe perseverante como la de la mujer cananea. Que nunca dejemos de buscarte, incluso en los momentos de silencio o dificultad. Danos humildad para acercarnos a Ti y confianza en Tu poder y amor. Fortalece a cada mujer aquí para que pueda clamar a Ti con fe y experimentar Tu respuesta. Amén.
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